sinopsis:
Dos mujeres, suegra y nuera, son asaltadas por un grupo de guerreros que terminan prendiendo fuego a la choza donde viven y causando su muerte. Un gato negro lame los cadáveres de las dos desgraciadas entre las ruinas humeantes cuando el incendio ha terminado.
Tiempo después, un samurái recibe un curioso encargo de su señor. Varios compañeros han aparecido muertos de mala manera en una zona determinada. Se cree que los asesinos son espíritus malignos que se cobran, de esa forma, venganza por alguna afrenta... El joven samurái debe investigar y resolver el caso. Acabando, si es posible, con esa especie de vampiros.
Ficha Técnica
Comentario
Pues vamos con un poco de terror japonés. Pero cuidado, porque no se trata de ninguna película de ésas del “Boom” de los 90’s, cuando pareciera (para la mayor parte de la gente) que los nipones descubrieron el género. No, en absoluto. La película que ahora cuelgo (y alguna más que va a hacerle compañía en el blog) es de los años 60. Porque también en aquella época los japoneses sabían hacer cosas de éstas. Y, desde mi punto de vista, con bastante más acierto que en la actualidad. Todo hay que decirlo…
El director de esta peli es Kaneto Shindo. De él sólo he visto dos películas, ésta que ahora cuelgo y “Onibaba” (1966), la más famosa, un pedazo de clásico del cine japonés (así, en general...) y del género de terror en particular que casi todo el mundo conoce.
Para los que hayan visto la anterior, “Onibaba”, vale decir que ésta sigue muy de cerca su estela. Para bien, desde luego... Como cualquier puede comprobar a poco que eche un vistazo a los fotogramas o abra el archivo .avi nada más descargarlo...
Pero cuidado, porque una ojeada rápida al .avi recién descargado puede confundir un poco. Y me explico. Como en “Onibaba”, salen dos mujeres (suegra y nuera, ‘sactamente igual). Como en esa película, el escenario es claustrofóbico, agobiante, incluso cuando salen exteriores. Como en la de 1966, esta película está llena de cañaverales siniestros (los mismos, oiga... los mismos) y de guerreros feroces que terminan cayendo en una trampa mortal. Como en la otra, hay sexo y traición. Hay amor, hay crueldad. Y, sobre todo, hay muerte.
Vamos, que esa ojeada rápida pasando imágenes sin detenerse puede hacer creer que estamos ante una especie de “Onibaba II”, o ante una reinterpretación de la misma historia (y, puestos a exagerar un poquico –o no tanto-, algún despistado incluso puede pensar que me he equivocado de archivo y colgado esa película con diferente título).
Pero no. Donde en “Onibaba” había una historia cruel, áspera, que jugaba al realismo (casi tremendista) desde el principio para caer, ya muy avanzada, en el elemento fantástico (sin dejar muy claro si, verdaderamente, la explicación era sobrenatural o no...) aquí Shindo juega al fantastique desde el primer momento. La mujeres-gato son fantasmas, vampiros que llevan a cabo su venganza de forma fatal e indiscriminada, más o menos ciega, como cualquier verdadero espíritu maldito, como cualquier chupasangres o monstruo que se precie de serlo y de dar miedo.
Por otro lado, y siempre sin recurrir a lirismos ni cosa parecida (Shindo-san no debía ser muy aficionado) la aspereza tremendista de “Onibaba” está aquí un poco más atemperada, más suavizada por la tradición japonesa de los kaidan (los cuentos de fantasmas nipones) que, pese a todo, tienen siempre un halo poético irrenunciable. No pueden evitarlo. Porque, eso sí: al hablar de “Onibaba” todo el mundo cuenta eso de los elementos tradicionales, autóctonos, casi mitológicos de la historia y la película, cuando algunas cosas serían bastante discutibles... Pero aquí no hay lugar a dudas. Lo que Kuroneko narra es, ni más ni menos, un cuento de fantasmas japonés de la vieja escuela (o de vampiros, mejor dicho... pero de otro tipo de vampiros... los de allí). Como recién salido de un libro de Lafcadio Hearnn o de una recopilación de leyendas populares, de cuentos que las viejas usaban para asustar a los niños en la época Tokugawa (o en tiempos todavía anteriores).
Tan crudo, tan inquietante, tan desazonador como suelen ser esas historias. Tal vez porque fueron producidos por una cultura muy lejana (desde el punto de vista geográfico... y de otro tipo) en un tiempo en que eso de la lejanía todavía tenía cierto sentido...
Y, pese a todo, al final conseguía meternos el mismo miedo que a los que las habían inventado... Pero maravillándonos un poco más. Por eso de la falta de costumbre y la distancia, digo... Tal vez...
Bueh... Pues aquí está “Kuroneko, El Gato Negro”. Terror japonés directamente llegado de un tiempo en que esa etiqueta todavía no existía o, al menos, no era una marca reconocible. Ni transitaba escenarios urbanos y modernos, ni amenazaba desde electrodomésticos de alta tecnología y rincones oscuros de apartamentos recién ocupados...
Entonces todavía se ocultaba en lo más profundo del bosque. Era viejo. Era malo. Era más cruel, si cabe. Y daba el mismo miedo...
Pero, eso sí, era un poquico más original. Siquiera sea porque todavía no se había masificado. Y seguía siendo más suyo. Más de ellos... Y, en consecuencia, más nuestro también.
Como siempre, está cortada con File Splitter & Joiner. En esta ocasión los subs van incrustados en la misma película.
Que la disfruten voacés.
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2 comentarios:
Mil gracias
Excelente, muchísimas gracias desde México, ya que por estos lares la copia en DVD cuesta casi 30 euros y eso, si la encuentras.
De nuevo gracias.
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