jueves, 19 de marzo de 2009

2001: Una Odisea del Espacio (1968) (Dúal.) ("2001: A Space Odyssey")







sinopsis

La historia de la humanidad, en diversos estadios del pasado y del futuro, es narrada en la película de ciencia-ficción de culto por excelencia de la historia del cine. Hace millones de años, en los albores del nacimiento del homo sapiens, unos simios descubren un monolito que les lleva a un estadio de inteligencia superior. Otro monolito vuelve a aparecer, millones de años después, enterrado en una luna, lo que provoca el interés de los científicos humanos. Por último, HAL 9000, una máquina de inteligencia artificial, es la encargada de todos los sistemas de una nave espacial tripulada durante una misión de la NASA.







Ficha Técnica

Director: Stanley Kubrick / Productor: Stanley Kubrick para Stanley Kubrick Prod., Polaris, MGM / Guión: Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke, según el relato “El centinela” de A. C. Clarke / Fotografía: Geoffrey Unsworth / Montaje: Ray Lovejoy / Efectos especiales: Colin Arthur, Les Bowie, Roger Dicken, Stanley Kubrick, Douglas Trumbull, Wally Veevers, Richard Yuricich… / Intérpretes: Keir Dullea (Dr. Dave Bowman), Gary Lockwood (Dr. Frank Poole), William Sylvester (Dr. Heywood R. Floyd), Daniel Richter (simio que mira la luna), Leonard Rossiter (Dr. Andrei Smyslov), Douglas Rain (voz de HAL 9000), Margaret Tyzack, Robert Beatty, Sean Sullivan, Frank Miller, Bill Weston, Ed Bishop, Glenn Beck, Vivian Kubrick, Kevin Scott… / Nacionalidad y año: 1968 / Duración y datos técnicos: 141 min. color 2.20:1.







Comentario

 Recuerdo cuando vi por primera vez esta película. Tenía quince o dieciseis años, era un domingo y decidí meterme en el cine con un par de amiguetes. Cuando salimos, mis compañeros tenían los ojos llorosos y bostezaban sin parar. Se habían aburrido de lo lindo. Yo mantenía la boca abierta, imposible cerrarla, por lo que acababa de ver. No había entendido de la misa la mitad, ni me importaba. Esa grandiosa puesta en escena, todos los aspectos visuales, la perfecta sincronización música-imagen, el realismo de las naves, en especial cuando aterriza el vuelo de pasajeros en la estación a ritmo del vals de Strauss, el viaje psicotrópicos lleno de luces y sonidos,... me dejó fuera de combate, me hipnotizó y consiguió que desde ese momento yo me convirtiera en uno más de esa legión de seguidores acérrimos que veneran una de las más grandes obras maestras del cine de ciencia-ficción de todos los tiempos, sino la más grande. Con el tiempo he podido leer muchas interpretaciones, lecturas diferentes del film, y la he vuelto a ver muchas veces. pero me quedo con ese momento que se encuentra grabado dentro de mi cerebro en la sección "cosas que me han impactado sobremanera", junto a sucesos extraordinarios como por ejemplo, ver a Neil Young en directo o mi primera experiencia sexual.. Por ello, me voy a permitir no hablar del film y he recogido un par de opiniones de las muchas que hay en la red. Ambas son cabales, tienen su lógica, credibilidad y están escritas con conocimientos sobre Kubrick, "2001" y el cine en general.



"Calificar un film siempre es algo subjetivo. Incluso es, de cierto modo, algo inapropiado. Existen peliculas comerciales que son perfectas en su clase, películas artísticas que son obras maestras en su rubro, y películas descerebradas que cumplen su objetivo. Poner una puntuación establece, de algún modo - erróneo -, que los filmes pueden ser medibles y comparables. En realidad es una calificación que debería reflejar la experiencia como espectador y el éxito del director para pulir y transmitir su mensaje. Quizás fuera mejor calificar en porcentajes de satisfacción, que con una simple cifra. Como ahora calificamos a 2001, muchos pueden pensar que hemos cometido el sacrilegio de considerar a La Guerra de las Galaxias o Batman Begins, como mejores filmes que la obra maestra de Kubrick. Cada film es excelente en lo suyo, y es imposible comparar cine arte con sci fi comercial o una cinta basada con un comic. Sin embargo, desde el punto de vista del espectador, 2001 es una experiencia frustrante en muchos momentos de su duración. Y aún con el paso de los años, y miles de hojas escritas de análisis sobre el contenido del film, no deja de ser una obra despareja. 

Posiblemente todas estas líneas suenen a herejía, pero reflejan cierta realidad. 2001 no es un film sino muchos filmes, y cada uno de ellos varía en calidad. Sin duda el amanecer de la humanidad es perfecto, un ejemplo de lenguaje cinematográfico. Con sólo imágenes, Kubrick logra transmitir el concepto de Deux Ex Machina que significa la presencia del monolito : la inteligencia extraterrestre que aparece en momentos claves de la humanidad para iniciar avances en la evolución de la especie.

Los problemas del film comienzan cuando pasamos al espacio. Sin duda, las imágenes son de una belleza admirable, comenzando con el memorable ballet entre la nave y la estación orbital, pasando por los paisajes lunares y los efectos especiales impecables, que se mantienen dignamente a 40 años de su filmación original. Pero los problemas pasan por el lado de los seres humanos. En más de una ocasión Kubrick ha manifestado que 2001 es una experiencia visual, y que la escasez de diálogos se debe a evitar los corsés de las palabras. Ciertamente, si los personajes entraran en algunos debates podrían debilitar la atemporalidad del film, recitando conceptos propios de los 60 que posiblemente hoy resultaran anticuados o perimidos. Pero tampoco los diálogos que hay son brillantes. La secuencia del Dr. Floyd hablando con su hija por video teléfono es totalmente superflua, ni siquiera sirve para darle alguna humanidad al personaje (además que la actuación de William Sylvester es demasiado estoica). La charla con conocidos en un bar da algunos ramalazos de lo que pasa, pero no aclara nada. Y la charla del Dr. Floyd en la base lunar es totalmente fútil. En el medio de todo esto, hay demasiados tiempos muertos y cierto engolosinamiento de Kubrick en los aterrizajes de las naves (si funcionó con la estacion orbital, entonces...). Ciertamente si la idea de Kubrick es la de transmitir el concepto de tecnología, lo logra, pero da la impresión que sobran minutos de metraje.

Acto seguido, pasamos a la misión en Jupiter, que es el núcleo del film. Sin duda, son los momentos más recordados de la película, pero también los más engañosos. Recordemos que el film trata de explicar una historia : la presencia de inteligencia extraterrestre como catalizador (y centinela) de la evolución humana. Pero opta por desviar nuestra atención hacia la aventura a bordo con HAL 9000 rebelándose contra la tripulación.¿Por qué?. Tampoco resulta claro. En cierto momento, HAL le dice a Bowman que su conducta se debe a que considera que la presencia humana - de accionar impredecible - podría atentar contra las posibilidades de éxito de la misión. El comienzo de la extraña conducta de HAL es precisamente cuando está comentando el propósito real del viaje a Jupiter, mientras a su vez posee información que sólo será revelada cuando lleguen a destino. Indica una falla de equipo que no es real. ¿Acaso HAL se le ocurrió, subitamente, que debía poner a prueba a los humanos?. No es claro, de ningún modo, el sentido del desvío de esta trama de la historia original. Quizás hubiera sido mejor no engolosinarse con tanto paisaje espacial y brindar otras explicaciones : que, por ejemplo, HAL quería ser la primera entidad en ponerse en contacto con la inteligencia extraterrestre, que se consideraba mas apto.

Pero no. Kubrick no da detalles al respecto. Y a medida que transcurre el film, se vuelve más críptico, más cerrado y complejo. Es un gran momento de suspense, contiene escenas impresionantes, pero el espectador aún está pensando en el monolito mientras Kubrick insiste que atendamos los intentos desesperados de Bowman por sobrevivir, enfrentándose a la computadora rebelde. 

Y por último, desactivado HAL, llegamos a Jupiter y al monolito orbitando. Bowman sale a explorarlo, el monolito abre una puerta temporal... y en medio de un excesivamente largo viaje lisérgico, llegamos a la escena más polémica del film, que es el final. El pasaje por estadíos de vejez de Bowman en una habitación de gusto barroco. Posiblemente la inteligencia extraterrestre lo haya llevado por un viaje hacia su interior, hacia el inconsciente... ¿de qué modo explicar la ambientación?. Y a medida que Bowman envejece velozmente hasta encontrarse en su lecho de muerte en unos instantes, con el monolito a sus pies, y transformarse en un feto que contempla a la Tierra desde el espacio.... signifique posiblemente que la humanidad ha entrado en comunidad con la inteligencia extraterrestre y que sea el origen de una nueva raza humana. La interpretación está abierta a lo que ud. considere correcto.

2001 posiblemente sea la mejor obra de ciencia ficción de la historia - simplemente por el tema que toca y la seriedad de cómo lo trata -, pero también es la mas pretenciosa. Hay muchos momentos en que el mensaje que transmite es vago. Hay demasiados tiempos muertos. No hay polémica o discusiones en los personajes acerca de un acontecimiento que debería resultar estremecedor. Los pocos diálogos que hay son ciertamente superfluos. La historia se desvía de rumbo muchas veces, y pareciera que la intención es llenar metraje. Y cuando decide avanzar en el contenido, lo hace de modo cada vez más abstracto. Uno puede deducir ciertas cosas, y podría decir que el mensaje podría haberse expresado de un modo mas claro y sin distracciones. 2001 es la mejor película del género simplemente porque es la más seria sobre el tema del contacto de una inteligencia extraterrestre (o Dios, como quiera interpretarlo) con la humanidad, pero dista de ser un film perfecto. Bien podría haberse suprimido la secuencia de HAL (o darse otros motivos más desarrollados para su conducta), y bien podrían haberse cortado muchas escenas operáticas en el espacio, a cambio de secuencias en que los personajes dialogaran y debatieran sobre el acontecimiento que estaban investigando. Para el espectador, el film le resulta intrigante, retando inteligentemente creencias y conceptos, pero sólo de ráfagas, y rellenado con demasiados sub argumentos futiles y otorgando información con cuenta gotas y de modo demasiado abstracto. Ciertamente no hay respuesta posible (ni entonces ni ahora) a la pregunta, pero los acertijos que deja Kubrick hacia el final del film resultan expuestos de un modo casi incomprensible.

Sin duda Kubrick es el mejor director de cine de todos los tiempos. Casi toda su filmografía es simplemente clásica : pero, en mi opinión, Dr. Strangelove o La Naranja Mecánica resultan superiores en terminos de exposición de ideas e historia. Como dijimos al principio, 2001 no es uno sino varios filmes que difieren en calidad. Y quizás sea esa diversidad lo que termina por quitarle el brillo a la obra, en vez de optar por hundir el cuchillo hasta el final en un solo tema - el monolito - y explorar todas las posibilidades que brindaba el tema."

                                       (Autor: Alejandro Franco    Fuente: El Arlequín)



"Anticipándose en un año a la llegada del hombre a la Luna, Stanley Kubrick izó la bandera en suelo selenita con ‘2001: Una Odisea del Espacio’, dignificando, al mismo tiempo, un género, la ciencia ficción, hasta entonces depauperado. Con la inestimable ayuda de Arthur C. Clarke, quien, en un proceso creativo insólito, escribió la novela a la par que colaboraba en la redacción del guión, el cineasta neoyorquino se columpió en el firmamento cinematográfico y se abrió camino rumbo a la Puerta de las Estrellas. Siguiendo la estela de su aventura de proporciones homéricas, otros directores como Andrei Tarkovski y Ridley Scott se lanzaron a la conquista del espacio como epígonos de Yuri Gagarin o Neil Armstrong, sepultando así los últimos vestigios de la space opera. Lejos de perpetuarse como un coto privado de quinceañeros y platillos volantes, la sci-fi devino en campo abonado a la filosofía. Por fin la ciencia ficción había alcanzado su madurez.

En una nueva muestra de hasta dónde podía llegar su ambición, Kubrick concibió ‘2001: Una Odisea del Espacio’ como una experiencia visual que trascendiera las limitaciones del lenguaje: 

'2001 es una experiencia no verbal: de dos horas y 19 minutos de película, sólo hay un poco menos de 40 minutos de diálogo. Traté de crear una experiencia visual que trascendiera las limitaciones del lenguaje y penetrara directamente en el subconsciente con su carga emotiva y filosófica. Quise que la película fuera una experiencia intensamente subjetiva que alcanzara al espectador a un nivel interno de conciencia como lo hace la música' (Stanley Kubrick).

No le hicieron falta didascalias para mostrar, que no explicar, la evolución desde el amanecer del hombre hasta la aparición de los primeros signos de inteligencia, siempre ligados a la lucha por la supervivencia. Tan hostil es la charca que se disputan dos tribus enfrentadas de homínidos como los confines del espacio, gélido e insondable. El hueso de jumento lanzado al aire por un antepasado no tan lejano como nos gustaría creer, transformado a la sazón en nave espacial por obra y gracia de la elipsis más memorable del cine, es tan sólo el epítome del discurso que propone el director nacido en el Bronx.

Nunca antes el cine se había fusionado tan bien, como un ensamblaje de la Estación Espacial Internacional, con dos estratos fundamentales del saber humano como la filosofía y la música. La teoría del superhombre de Nietzsche vibra en el monolito en el instante en que comienza a sonar el preludio de ‘Así Habló Zaratustra’, de Richard Strauss, cuando se produce la alineación de los tres cuerpos celestes (Tierra, Luna y Júpiter). El astronauta Dave Bowman (Keir Dullea), a su vez, se convierte en feto de las estrellas al final de la misión Júpiter, ejemplificando la última etapa de la evolución auspiciada por ese loco genial oriundo de la Bactriana. 

Para el filósofo de Röcken el hombre tenía que tender puentes hacia el superhombre. Para alcanzar ese grado de perfección debía escalar tres peldaños. El primero lo representa el camello, que carga sobre su joroba con el peso de la existencia. El camello sería el mono antropomorfo que sufre los ataques de animales más feroces, como el tigre, ante los que no puede defenderse. El segundo escalafón viene dado por el león, que se distingue por la agresividad y por el poder que entraña el uso de la fuerza. El león sería esa primera chispa de inteligencia que brota en el cerebro del homínido que aprende a usar un hueso como arma, uso que marcaría su transición hacia el homo habilis, y de ahí sólo habría un paso hacia el homo sapiens y la reproducción de la guerra en el espacio. Por último, el tercer peldaño lo constituye el bebé nonato, cuya burbuja o placenta le aísla y protege de las normas sociales, requisito indispensable para cambiar el orden establecido y crear así un nuevo mundo. El starchild en el que se transforma Bowman se encamina a la Tierra con intenciones inescrutables, pero que en la novela, más explícita que la película, se adivinan beligerantes. Su mirada en el último plano enlazaría con el primer plano de Alex De Large, protagonista de ‘La naranja mecánica’, como una continuación lógica del enfant terrible que subvierte las convenciones sociales.

Aunque Arthur C. Clarke escribió el libro y el guión a la vez, partió de un relato corto titulado ‘El Centinela’, que ya contenía la idea de una civilización extraterrestre que rastreaba la aparición de señales de inteligencia por todo el universo. Así nació el monolito, en el que muchos han querido ver, espoleados quizá por el consumo de sustancias psicotrópicas de la época hippie, la representación de un micropunto, lo que explicaría el viaje lisérgico de Bowman. Clarke se comprometió a no publicar la novela hasta que se estrenara el filme.

Con ‘2001: Una Odisea del Espacio’ Kubrick rompió, no ya sólo con las convenciones narrativas –la presencia de diálogos es testimonial–, sino también con el uso establecido de la banda sonora. Su innovadora propuesta formal sólo encuentra un lejano parecido en el primer plano de ‘Ciudadano Kane’, con el cartel “No Trespassing” colocado en la verja del palacio Xanadú, así como en la cuchilla de afeitar que corta un ojo en ‘Un perro andaluz’, de Luis Buñuel. También fue pionero en la inclusión de partituras clásicas, que en esta película cobran la forma de ‘El Danubio Azul’, de Johann Strauss II; del Adagio del ‘Gayane Ballet Suite’, de Aram Khatchaturian; y del ‘Lux Aeterna’, de György Ligeti; entre otras. Inolvidable el vals de las naves espaciales alrededor de la órbita terrestre. 

En un cambio de última hora, el director decidió prescindir de la música creada para la ocasión por Alex North, quien ya había trabajado para él en ‘Espartaco’. Años más tarde, el compositor pudo ver cumplido su deseo de publicar su banda sonora al margen de la película que tanto dolor le había causado. 

Después de ‘¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú’, Kubrick volvió a retomar la lucha entre el hombre y la máquina. La bomba atómica sobre la que cabalgaba Slim Pickens es reemplazada aquí por la computadora HAL 9000, un personaje humano, demasiado humano. Una vez más, el cineasta norteamericano fue un visionario, hablando de inteligencia artificial –título del proyecto que legó a su amigo Steven Spielberg– a finales de los sesenta, cuando era prácticamente una desconocida. HAL es el hijo pródigo que se rebela contra su creador, como Roy Batty contra Tyrell en ‘Blade Runner’, al temer por su propia existencia. Se hace preguntas sobre su devenir, mostrándose como un discípulo aventajado de Heráclito. Frente a la frialdad casi inhumana de Frank Poole (Gary Lockwood) y Dave Bowman, la computadora siente miedo ante el incierto futuro que le deparará la misión Júpiter. La secuencia en que lee los labios de los astronautas mientras planean dentro una cápsula cómo dejarle fuera de combate ha pasado a la posteridad. Al igual que los homínidos y que todos los demás seres vivos, HAL lucha por su supervivencia y, así, no titubeará en cobrarse la vida de Poole arrojándolo al vacío sideral cuando éste sale a arreglar la antena. Su trágica desconexión a manos de Bowman –la venganza es un plato que se sirve frío– hace que involucione hasta una forma primitiva, recordando su nacimiento (Illinois, 1992) y entonando ‘Daisy’, una canción infantil, con voz plañidera y herrumbrosa, su canto del cisne. La voz de HAL 9000 es la de Douglas Rain, en el original.

Era bien conocida la afición de Kubrick por el cripticismo. En este sentido, mucho se ha especulado sobre el significado de las siglas HAL. Prevalece la interpretación según la cual es una derivación de IBM, formada por las letras que le preceden en el abecedario. Aunque el director lo desmintió, aduciendo que era el acrónimo de Heuristic Algorithm Logarithmic, lo cierto es que una casualidad como ésa parece improbable en una mente tan milimétrica como la suya. Por otra parte, esta suerte de publicidad soterrada respondía a la hegemonía de esa marca comercial en el mercado de la informática.

Que ‘2001: Una Odisea del Espacio’ está relacionada con el famoso poema homérico queda de manifiesto en su propio título, pero hay muchos más detalles que apuntan en esa dirección. Bowman, el Arquero, es un personaje de ‘La Odisea’, y además lee durante su singladura este clásico imperecedero. El ojo rojo de HAL 9000 es el ojo del cíclope, que todo lo observa. La Discovery es como el bajel en el que Ulises surca los mares persiguiendo el sueño de Ítaca. 

‘2001: Una Odisea del Espacio’ reúne todos los requisitos para ser analizada a la luz del ‘Viaje del héroe’, de Joseph Campbell, y del ‘Monomito’, de Christopher Vogler. Hay un héroe, Dave Bowman; un mentor, el monolito; una ordalía, el enfrentamiento con HAL; y un retorno con el elixir, el superhombre. 

La imperfección de lo perfecto es otra de las obsesiones de Kubrick. En ‘Atraco Perfecto’ un plan en apariencia sin fisuras se iba al traste en el último momento por algo tan insignificante como el ladrido de un perro. En ‘2001: Una Odisea del Espacio’ la infalible computadora HAL 9000 empieza a errar en sus diagnósticos precisamente porque se siente humana. Eso sí, no perdona cuando juega una partida de ajedrez. Hombre y equivocación son dos palabras indisociables para el genio neoyorquino. 

Los decorados asépticos recuerdan vagamente al art decó, excepto la habitación Luis XVI donde Bowman envejece, que es de composición manierista. La frialdad, por lo tanto, no sólo se percibe en el espacio, sino también en ese futuro dominado por la tecnología. Todas las relaciones humanas son frías, tanto en la Estación Espacial, como en la Base Lunar Clavius, como en la Discovery. Incluso la llamada telefónica del doctor Heywood Floyd a su familia es lacónica. Los alimentos tienen una textura plastificada que despierta más indiferencia que apetito. Es, en definitiva, una sociedad esterilizada. 

No hay mucho que decir sobre la fotografía de Geoffrey Unsworth, salvo que es maravillosa. Los travellings dentro de la Discovery, con su cilindro centrífugo, son toda una lección de cine. La ingravidez está representada por un hieratismo en los movimientos. Los asombrosos efectos especiales le valieron a Kubrick su único Oscar, aunque contó con la ayuda de Douglas Trumbull, autor de los efectos de ‘Blade Runner’. George Lucas tomó buena nota de ellos para preparar ‘La Guerra de las Galaxias’. 

‘2001: Una Odisea del Espacio’ fue la última película de Kubrick para la Metro Goldwyn Mayer y la primera de su gran etapa creativa, que continuaría con ‘La Naranja Mecánica’ y finalizaría con ‘Barry Lyndon’. 

Seguro que Neil Armstrong convendría conmigo en que ‘2001: Una Odisea del Espacio’ fue un pequeño paso para el cine, y un gran salto para la ciencia ficción".

                                                  (Autor: Oscar B.  Fuente: www.elmulticine.com)



La obra maestra de Kubrick, apreciada como el estandarte definitivo de la ciencia ficción, crece con el tiempo hasta justificar su carácter científicamente profético y cinematográficamente precoz.

1968: LA CONQUISTA DEL ESPACIO


El abatimiento que la preeminencia soviética provocaba en los EE.UU. se tornó en obsesiva proyección de espectaculares designios: la construcción de bases en el espacio, la llegada del hombre a la Luna o a Marte.... En medio de tal crispación irrumpe el film de Kubrick, que, lejos de ser acogido como el antídoto a su aflicción, cosecha infinidad de rechazos, acreditando su incomprensión. La detracción crítica se basa, no sólo en el carácter subversivo de una historia de ciencia ficción, sino también en su trascendencia social. Y es que el escepticismo que el director manifestaba sistemáticamente hacia la institución político-social adquiere en 2001 un cardinal protagonismo. En cierto modo, por tanto, 2001 sería acusada de contribuir, en plena carrera espacial, a la divulgación del espíritu de conspiración por parte del gobierno americano contra sus ciudadanos.


Como era de esperar, el cine de dicha época se dejaría influenciar por los propósitos ex-colonizadores de las potencias mundiales, siendo el género de ciencia ficción su principal consignatario. No obstante, el panorama cinematográfico es mucho más esperanzador. Durante la década de los 60’s, la ciencia ficción era aún un género prematuro que debía amamantarse de anteriores experiencias (en su mayoría correspondientes a la serie B), así como de los incipientes éxitos televisivos (Dr. Who, Perdidos en el espacio o la legendaria Star Trek). Sin embargo, pronto se abandonaría el carácter descuidado que rigiese durante los inicios del género para empezar a realizar películas de gran calidad: Farenheit 451 (François Truffaut) o El planeta de los simios (Franklin J. Schaffner).


Pero, sin lugar a dudas la aportación más importante llegaría con 2001: una odisea del espacio. Su aparición cobraría una trascendencia inimaginable, pues ninguna de las originarias muestras había conseguido alcanzar tanto realismo como la obra de Kubrick; nunca antes el género de ciencia ficción había aspirado a tanto. Dicho director, sirviéndose de los mismos elementos que definieron su filmografía, consigue crear una película totalmente subversiva y reaccionaria al requerir la participación del espectador para descifrar sus claves y desarrollar sus ideas. Su sedición anularía el ingenuo ideal de diversión y entretenimiento sobre el que se asentó el género y acabaría siendo, por lo tanto, un imprescindible recurso para su maduración.

2001: UNA ODISEA DEL ESPACIO


La adaptación que Kubrick hace del relato de Arthur C. Clarke El Centinela, es probablemente el mejor ejemplo para intuir la singularidad con que el cineasta aplica un argumento previo. Y es que Stanley Kubrick, junto con Luchino Visconti, es probablemente el cineasta literario más insólito. Su singularidad a la hora de adaptar obras literarias radica en la aportación personal, asistida con la intención de justificar su distinción artesanal y la interpretación del tratamiento fílmico (redimido del compromiso al que la novela podría someterle).

Este comportamiento, que aparece ya en la adaptación argumental, gobernará durante todo el proceso fílmico. Stanley Kubrick se acoge al género como mero amortiguador ya que, al fin y al cabo, su interés reside en explotar las posibilidades ofrecidas por la realización. Obsesionado por controlar cada detalle de su obra, nunca hubiese dejado nada en manos del azar: desde la composición del plano o la fotografía, hasta las salas de exhibición, pasando por los decorados o el registro interpretativo. Sin duda, el perfeccionismo es uno de los principales distintivos de este realizador, encaprichado tanto por la polisemia visual de la escena como por la construcción narrativa de la historia (consumada en densos planos que acaban configurando el tempo, forzando así al espectador a compartir la aplacada fluidez con que avanzan los hechos).

La película, que, como describe Bordwell, arranca con uno de los emparejamientos gráficos más atrevidos del cine narrativo, es una sinfonía espacial en cuatro actos que toma como referente La Odisea de Homero. Un bello recorrido visual por el conocimiento humano, analizando su evolución desde el advenimiento hasta su apocalipsis, ilustrando la máxima de Asimov: El control de los humanos por parte de las máquinas es una nueva forma de ilustrar el mal de la sociedad contemporánea.

En el último acto, el hombre se proyecta hacia el universo para alcanzar la inmortalidad, descubriéndose así el mensaje nietzscheano. La búsqueda constante de un objetivo quimérico juega en la cinematografía moderna un papel importantísimo; tanto como en la obra de Kubrick. No obstante si el Rosebud de Welles o el Mc Guffin hitchconeano catalizan el movimiento del personaje, en los films de Kubrick la mediación del individuo para esforzarse en conseguir su objetivo no acaba siendo el motor de la historia, sino la voluntad de ésta. Es decir, el personaje no hace avanzar la historia según sus deseos, sino que, en base a un concepto más idealizado, parece ser el curso del argumento el que domina al personaje, accionándolo según su propósito. El sujeto acaba siendo una marioneta agitada por las leyes que rigen la historia, de forma que, si apeláramos al ocasionalismo de Malebranche, las acciones de los actores serían en gran medida placebos disfuncionales: una apariencia de participación coordinada, en última instancia, por la historia.

Así, se consigue dotar a 2001 de un halo absorto y simbólico que, inevitablemente, estimula la reflexión. Al mismo tiempo, deberíamos resaltar la concordia establecida entre música e imagen como partícipe de la citada aureola mística (otorgando a la cinta una rítmica similar a las obras de Strauss o Ligeti).

Finalmente, quisiera acentuar el interés que Kubrick demostró por el arte, preñando cada una de sus películas con infinidad de influencias y referencias, desde la expresión pictórica y cinematográfica, hasta la literaria o mitológica (el propio Kubrick afirmó que "2001 es más una historia mitológica que una historia de ciencia-ficción").

En 2001 la influencia del minimalismo se aviene tanto al planteamiento fílmico lineal como a la composición escénica: anegada de formas rectilíneas, estructuras geométricas y colores primarios. Dicha iconografía conecta directamente con el arte minimal americano (Morris Louis, Kenneth Noland, Barnett Newman...) además de exhibir un interés especial por la sicodelia y el op art de los 60’s (Albers, Bridget Riley, Victor Vasarely, Yaacov Agam o Frank Stella).

En definitiva, 2001: una odisea del espacio es una obra maestra completa que no puede faltar en ninguna videoteca.

                                             (Autor: José Tirado     Fuente: www.labutaca.net)          



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En el zip hay un fichero de subtítulos en castellano para la V.O., sincronizados.

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4 comentarios:

Elessar dijo...

Zer. Sin duda todo un simbolo. Cada vez que la veo, no deja de sorprenderme el efecto que produce el manejo de los silencios que hace el director, en momentos de crisis.
Slds,
Exq.

Anónimo dijo...

magnífica Zer, sólo indicarte que los links de Rapidshare están rotos.

Zer dijo...

Muchas Gracias. ya está solucionado. Links funcionando

Muertevideano dijo...

Perdonenme pero la vi en su momento y me aburrio todavia me sigue pareciendo sobrevalorada, no es la ciencia ficcion que me gusta