sinopsis
En unas ruinas sumerias, unos arqueólogos caen por una hendidura causada por un terremoto y se encuentran atrapados en un mundo subterráneo habitado por una raza albina y unos topos humanoides a los que utilizan como esclavos. Al principio, los albinos creen que los intrusos son dioses, pero cuando su líder Elinu sospecha que no son lo que parecen, deciden que deben ser ejecutados...
Ficha Técnica
Director: Virgil W. Vogel / Productor: William Alland para Universal / Guión: László Görög / Fotografía: Ellis W.Carter / Música: Heinz Roemheld, Herman Stein, Hans J. Salter [todos sin acreditar] / Dirección artística: Alexander Golitzen / Maquillaje: Bud Westmore / Montaje: Irving Birnbaum / Intérpretes: John Agar (Dr. Roger Bentley), Cynthia Patrick (Adad), Hugh Beaumont (Dr. Jud Bellamin), Alan Napier (Elinu), Nestor Paiva (profesor Etienne Lafarge), Phil Chambers (Dr. Paul Stuart), Rodd Redwing (Nazar), Robin Hughes, Frank Baxter... / Nacionalidad y año: USA 1956 / Duración y datos técnicos: 77 min. B/N 1.37:1. (V.O.S.E.)
Comentario
A veces, malas películas adquieren una reputación que en ningún momento poseen, véase “Plan 9 del Espacio Exterior” (Ed Wood, 1959), “Santa Claus conquista a los marcianos” (Nicholas Webster, 1964) o “Robot Monster” (Phil Tucker, 1953). Pequeños engendros cinematográficos tan mal dirigidos, escritos, actuados y con tan pésima puesta en escena, que resultan al menos divertidos de visionar y han llegado a adquirir la categoría de “películas de culto” para los amantes del género. Por otro lado, existen otros filmes que casi con tan escaso presupuesto como las anteriormente citadas y, por supuesto, dentro de la categoría de serie-B, están construidas inteligentemente, al menos bien dirigidas y decentemente actuadas y, aún así, son vilipendiadas por la crítica injustamente, quedando casi relegadas al olvido.
Es el caso de “Bajo el Signo de Ishtar” (“The Mole People”), una producción de ciencia ficción de la Universal realizada en 1956. Con ese título (se traduciría como “la gente topo”) uno puede llegar a pensar que se ha encontrado con otra de esas películas de 70 minutos de serie B, en blanco y negro, y en la línea de títulos como “Plan 9…”, “Santa Claus conquista…”, etc. O algo peor, perteneciente al grupo de las que carecen de humor, como “Asesinos Del Espacio” (W. Lee Wilder, 1954) o “Devil Girl from Mars” (David McDonald, 1954).
Sin Embargo, “The Mole People” aún resulta fresca y llena de ideas en la actualidad y por supuesto es superior a muchas de otras películas del género de su época. Es cierto que esas ideas que ofrece son muy tontas, inocentes y fantasiosas (civilizaciones viviendo en el corazón de la tierra), pero ellos procuran darle al film un toque de seriedad y rigor científico al introducir un prólogo de cinco minutos en el que un supuesto profesor de la University of Southern California (USC), el Dr. Frank C. Baxter (¡un profesor de inglés!), nos ofrece una pequeña explicación sobre las teorías existentes que sustentan la creencia de civilizaciones en el interior del globo terrestre.
El que Baxter fuera o no en realidad un profesor de la USC es un debate aún abierto. Algunos críticos afirman que sí lo era (y así parece si buscamos su nombre en “google”), e hizo la película como un favor al productor. Otros, sin embargo, aseguran que fue un truco publicitario para dar ciertos visos de credibilidad al argumento del film que nos ocupa. De todas maneras, en su momento funcionó aunque, a mi parecer, son cinco minutos soporíferos que sin lugar a dudas sobran del metraje.
Lo que sí es destacable es la aparición de uno de los nombres propios del cine del género de los 50, el prolífico John Agar, prototipo del actor todo terreno de la serie B. Después de servir en la Segunda Guerra Mundial (y de casarse con Shirley Temple en 1945), Agar se hace un nombre a finales de los 40 con su aparición en tres títulos en los que el protagonista era su amigo John Wayne: los westerns “Fort Apache” (John Ford, 1948) y “La legión invencible” (John Ford, 1949), y el drama bélico “Arenas Sangrientas” (Allan Dwan, 1949). Poco después, sin embargo, su carrera decae. Como resultado, es el actor más recordado de la ciencia ficción de serie B por sus apariciones en películas como “Bajo el signo de Ishtar”, “Tarántula”, “Viaje al séptimo planeta”, y muy especialmente por “El Cerebro del Planeta Arous”.
“The Mole People” fue dirigida por el olvidable Virgil Vogel y escrita por un tal László Görög, y narra la historia de una excavación arqueológica que encuentran restos sumerios que les conducen hacia una ciudad sumeria hundida bajo una montaña tras un desastre natural, donde sus descendientes sobreviven sin que su civilización haya evolucionado. Dicha civilización se divide en dos grupos bien distintos, los humanos (un popurrí de culturas: griega, sumeria y egipcia) y los “hombres topo” (que viven esclavizados), y creen que son los únicos que habitan sobre la tierra.
Dichos arqueólogos encuentran una serie de indicios que les acercarán a los restos de una lejana civilización sumeria remontados a cinco mil años antes de Cristo. Los indicios llevan a los arqueólogos a una alta planicie, en donde contra lo que indican sus propios prejuicios, se encuentran con referencias que les permitirán alcanzar un monasterio sumerio. Creo que es en esa primera mitad donde se encuentran los mejores momentos del relato. La fisicidad de su desarrollo, la destreza en el montaje de las secuencias y su sentido de la progresión, tan típico de la más valiosa serie B, se da cita en el fragmento que alcanza un grado de atractivo más notable, en el que los expedicionarios se internan en una gran caverna, que les descubrirá una civilización que vive en el interior de la tierra. Estas secuencias, basadas en el contraste fotográfico, logran transmitir con un acusado sentido del desasosiego un clima claustrofóbico, que tendrá su máxima expresión dramática en la repercusión que esta oscuridad y sensación opresiva se manifiesta en el veterano arqueólogo Etienne Lafarge (Nestor Paiva, también habitual en los repartos del cine S/F de la Universal). En este sentido, alejándose de los propios planteamientos habituales en el género, estos pasajes de “The Mole People” destacan en una vertiente cercana al cine de aventuras, y quizá por ello resultan tan atractivos, hasta el punto de que tengo la convicción de que son los que finalmente propician que la visión de conjunto de la película, alcance este atractivo final.
No quiero con ello afirmar que el resto no posea interés, aunque bien es cierto que a partir del descubrimiento de esa civilización subterránea –en un plano general dominado por un forillo revestido de encanto y sentido de los maravilloso-, la película jamás alcanzará esa cierta fascinación que hasta entonces ha llegado a plasmar en la pantalla. Será el encuentro con una civilización anclada en el pasado, dominada de forma autoritaria por un monarca débil que delega el poder en un taimado sacerdote, que verá en los recién llegados una forma de intrusión en unos modos de dominio en la población, que no excluyen la esclavitud con una extrañas criaturas que se alejan en el subsuelo. Los ciudadanos se caracterizarán además por ser albinos, confirmando en la película la extraña dualidad luz – oscuridad que ya hemos comentado en el tormentoso acceso de los arqueólogos tras su discurrir subterráneo. Se trata esta de una propuesta argumental que quizá no se encuentra debidamente desarrollada en su conjunto, prefiriendo su desarrollo ulterior erigirse en una curiosa mezcla del relato de Verne “Viaje al centro de la tierra”, u “Horizontes perdidos”, (Frank Capra, 1937), combinado con ecos de “Flash-Gordon” y otros personajes propios del serial –esa presencia de personajes ataviados de época y villanos de opereta-. Con ese conjunto, la película se desarrolla siempre con eficacia y concisión, también con elementos de índole arquitectónica –ese símbolo triangular de la civilización oculta-, alternando maquillajes defectuosos –los de las bestias que trabajan como esclavos-, instantes bizarros –las cavernas donde estos monstruos que también sufren permanecen encadenados, las luchas que estos mantienen con sus guardianes en exteriores nocturnos dominado por nieblas- y episodios en los que su alcance cercano al peplum no evita que sean dirigidos y coreografiados con más eficacia de lo previsible –todo lo que concierne a los planos generales de lucha de los guardias de la autoridad de la civilización-. Todo ello, en menos de ochenta minutos, contando con un blanco y negro habitual por su fuerza en la producción de la Universal, y combinando aciertos con elementalidades al mismo nivel, pero jamás dejando que el interés de su conjunto desaparezca. Y es que también en títulos de estas características, cuando en su seno se vislumbraba una destreza en la realización como sucede en esta ocasión, creo que podemos no compartir la afirmación de Leonard Maltin, que calificaba “The Mole People” como la peor película de ciencia-ficción en los años cincuenta ¡Cuantos títulos quedan muy por debajo de su nivel!
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1 comentario:
Jesse
Pues esta película la vi hace 20 aproximadamente, obviamente no es de mi tiempo, pero fíjate que si me llamo mucho la atención. A mi parecer esta buena, algo asi como el largometraje de la máquina del tiempo, pero sin máquina y debajo de la tierra. Yo la considero interesante.
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