Steve March, un especialista en energía nuclear, detecta radiaciones provenientes del Monte Misterio, una montaña situada en el desierto. Cuando llega allí descubre a Gor, un cerebro diabólico huido del planeta Arous. Introduciéndose y controlando el cuerpo del científico, Gor se lanza a dominar el mundo. Pero Vol, un cerebro benévolo de Arous, le pisa los talones.
Ficha Técnica
Dirección: Nathan Hertz [Nathan Juran]. Productor: Jacques R. Marquette para Marquette Productions Ltd., Howco International Pictures. Guión: Ray Buffum. Fotografía: Jacques R. Marquette. Música: Walter Greene. Montaje: Irving M. Schoenberg. Efectos especiales: Jack P. Pierce (maquillaje). Intérpretes: John Agar (Steve March), Joyce Meadows (Sally Fallon), Robert Fuller (Dan Murphy), Thomas Browne Henry (John Fallon), Henry Travis (coronel Frogley), Ken Terrell, E. Leslie Thomas, Bill Giorgio, Kenner G. Kemp, Dale Tate... Nacionalidad y año: Estados Unidos 1958. Duración y datos técnicos: 72 min. B/N. 1.37:1. (V.O.S.E.)
Comentario
Esta modestísima producción norteamericana incidía en el socorrido tema de la invasión extraterrestre con los pocos medios técnicos que la serie B suele permitir. Un cerebro viviente, que responde al nombre de Gor, llega a la Tierra procedente de otro planeta, y toma posesión del cuerpo y la mente de un científico ante las sospechas de su novia que no se explica su cambio de actitud. Por suerte para ella, y para todos los terrícolas, desde Arous arriba otro cerebro, pero de buenas intenciones, que se mete en el perro del científico y se comunica con su sufrida prometida indicándole cómo acabar con el maligno Gor. Gracias a los consejos de Vol, el supercerebro amistoso, todo volverá a la normalidad para la pareja protagonista y para nuestro mundo, los cuales han estado en peligro y han sido salvados en poco más de hora y diez minutos de apacible, bastante plana y, a pesar de todo, simpática película, todo un ejemplo de la ciencia ficción de los años 50. Y con el omnipresente John Agar. Dirige Nathan Juran. Otra de invasiones “Plan 9”.
Paul Lavond escapa de prisión acompañado de su amigo Marcel. El primero era un banquero parisino que fue inculpado del crimen que en realidad cometieron sus socios; el segundo, junto a su esposa Malita, desarrolla una técnica de reducción de seres humanos. Lavond hará uso de ésta para llevar a efecto su venganza.
Ficha Técnica
Director: Tod Browning / Productores: Tod Browning, E. J. Mannix para Metro-Goldwyn-Mayer / Guión: Guy Endore, Erich Von Stroheim, Garret Fort, con diálogos de Richard Schayer, según una historia de Tod Browning basada en la novela de Abraham Merritt / Fotografía: Leonard Smith, Willard Vogel / Música: Franz Waxman, Edward Ward / Montaje: Frederick Y. Smith / Dirección artística: Cedric Gibbons / Intérpretes: Lionel Barrymore (Paul Lavond), Maureen O'Sullivan (Lorraine Lavond), Frank Lawton (Toto), Rafaela Ottiano (Malita), Robert Greig (Emil Coulvet), Lucy Beaumont (Madame Lavond), Henry B. Walthall (Marcel), Grace Ford, Pedro de Cordoba, Arthur Hohl, Juanita Quigley, Claire Du Brey, Rollo Lloyd, E. Alyn Warren, King Baggot, Robert Graves, Edward Keane, Frank Reicher… / Nacionalidad y año: Estados Unidos 1936 / Duración y datos técnicos: 79 min. B/N 1.37:1. (V.O.S.E.)
Comentario
“Muñecos Infernales” es uno de los últimos filmes en la carrera del misterioso y prestigioso Todd Browning, y el único directamente de ciencia ficción o, por mejor decir, de “Science Fantasy”, género de la época que, con su ambiguo empleo de la ciencia como simple pretexto, le cuadra mejor a este clásico en blanco y negro. Aunque en los créditos figura como inspirado en la famosa novela “Arde, bruja, arde”, del escritor de bolsilibros Abraham Merritt, su relación con el texto original se pierde casi por completo en manos de personalidades tan fuertes como las de Garret Fort, guionista también del fallido “Drácula” (1931), del propio Browning; de Guy Endore (autor de su personal clásico de la época, “El Hombre Lobo en París”, que llevaría al cine la Hammer con el título de “The Curse of the Werewolf”, en fecha tan tardía como 1961) y del mismísmo Von Stroheim. Así, la historia de gángsters y magia negra imaginada por Merritt, queda reducida a sus elementos básicos de venganza y a la presencia de los “infernales muñecos” del título, que en lugar de producto de la brujería son aquí obra del talento científico puesto al servicio de un banquero injustamente encarcelado (interpretado por Lionel Barrymore), quien se vengará, usando a personas reducidas de tamaño y convertidas en autómatas sin voluntad, de todos y cada uno de los responsables de su encarcelamiento. Una vez más Todd Browning, con su peculiar sensibilidad, consiguió una pequeña joya del fantástico, caracterizada, como la mayoría de sus grandes títulos (“The Unknow”, 1927; “West of Zanzíbar”, 1929; o “Freaks”, 1932), por un patetismo romántico desesperado, un inevitable hálito trágico y, sobre todo, una innata simpatía por el marginado, el injustamente rechazado por la sociedad (sea por motivos físicos o, como aquí, sociales), y su derecho a la venganza como único recurso. En definitiva, uno de esos títulos que justifican lo que los franceses han llamado (quizá inventándolo), poética del “fantastique”. Joya "Plan 9".
Una esposa vengativa y celosa busca revancha con su marido. Ella tiene un encuentro con un ser extraterrestre, a partir del cual comienza a crecer hasta alcanzar elefantiásicas proporciones e intentar destruir el bar en donde está su marido.
Ficha Técnica
Director: Nathan Hertz [Nathan Juran] / Productor: Bernard Woolner para Woolner Brothers Pictures Inc., Allied Artist / Productor ejecutivo: Jacques R. Marquette / Guión: Mark Hanna / Fotografía: Jacques R. Marquette / Música: Ronald Stein / Montaje: Edward Mann / Efectos especiales: / Intérpretes: Allison Hayes (Nancy Fowler Archer), William Hudson (Harry Archer), Yvette Vickers (Honey Parker), George Douglas (sheriff Dubbitt), Roy Gordon (Dr. Isaac Cushing), Frank Chase (Charlie), Otto Waldis (Dr. Heinrich Von Loeb), Ken Terrell, Eileen Stevens, Michael Ross, Thomas E. Jackson, Dale Tate... / Nacionalidad y año: Estados Unidos 1958 / Duración y datos técnicos: 66 min. B/N. 1.85:1. (V.O.S.E.)
Comentario
Poco tiempo después del celebrado estreno de “El Gigante Ataca”, de Bert I. Gordon (1957), Nathan Hertz (nombre alternativo del nada desdeñable Nathan Juran, autor de la magnífica “Sinbad y La Princesa, en 1957), abordó el tema de las amplificaciones humanas. Claramente inspirada en el estilo de Bert I. Gordon, incluso contando con su ayuda personal en el diseño de los efectos especiales, y partiendo de un guión de Mark Hanna, coguionista de “El Gigante Ataca”, este film acabó convertido en una versión femenina de la cinta de Gordon, aunque de resultados sensiblemente inferiores. Devenida a los pocos minutos una tan delirante como involuntaria comedia, “Attack of the 50 Foot Woman” se abre con el aterrizaje de un enorme alienígena calvo que abduce a Allison Hayes y modifica su composición genética. Tras el encuentro, la chica comienza a crecer desproporcionalmente hasta alcanzar la estatura que anuncia el título. Atenazada por una desesperación tan grande como su cuerpo, motivada por los devaneos amorosos del crápula de su marido, la Hayes escapa en pos de su cónyuge para vengarse de él. Fascinante ejemplo de la ruda simpleza a la que podía llegar el cine barato de los cincuenta, esta película es incapaz de resistir cualquier análisis medianamente serio. Definitivamente despojada de todo aquello que hacía de “El Gigante Ataca” una aportación interesante (la crítica parábola de la carrera nuclear desenfrenada), la película de Hertz se conforma con una absurda (aunque nunca despreciable) aproximación a un imposible prefeminismo militante, realizada de forma muy Proxima a la chapuza y con algunas de las líneas de diálogo más increíbles de la historia del cine. Una curiosidad, la guapísima Yvette Vickers, el motivo de la furia de la ciclópea Allison Hayes, fue elegida “Chica Playboy” en julio de 1959. De nuevo, serie B cincuentera desde aquí, "Plan 9"
Durante la Guerra Fría, la Marina norteamericana descubre una trama china para invadir los Estados Unidos a través de túneles y deberá detenerla.
Ficha Técnica
Director: Montgomery Tully / Productores: Charles Reynolds / Guión: Charles F. Vetter / Fotografía: Kenneth Talbot / Música: Ken Jones / Efectos especiales: Tom Howard / Intérpretes: Kerwin Mathews (Comandante Jonathan Shaw), Vivienne Ventura (Tila Yung ), Robert Ayres (Almirante Felix Hillebrand), Peter Arne (Arnold Kramer), Al Mulock (Sgt. Marvin Mulberry), Martin Benson (General Chan Lu), Peter Elliott (Dr. Kengh Lee), Earl Cameron (Sgt. Seth Hawkins), John Brandon (Mayor Frank Cannon), Ed Bishop ( Vance Cassidy), Bill Nagy (Coronel Talbot Wilson), Sarah Brackett (Meg Webson), Paula Li Shiu (Dra. Arnn), David Spenser (Mayor Chai), Carl Jaffe (Dr. Galissi), Norma West (Susan Kramer),... / Nacionalidad y año: EE.UU. 1967 / Duración y datos técnicos: 91 min. Color. 1.85 : 1 (V.O.S.E.)
Comentario
Estrenada en los Estados Unidos con el título de “Battle Beneath The Sea”, es una ingenua parábola sobre la guerra fría en la que el peligro es, en esta ocasión, amarillo. Un peligroso militar chino, no muy alejado del malvado Fu-Manchú (casi todos los orientales que salen son caucasianos caracterizados para la ocasión), utiliza un potente rayo láser para horadar una serie de túneles capaces de traspasar todo el Pacífico y llegar fácilmente a las costas californianas (rigor científico 100%). Por esos pasadizos, que harían las delicias de Julio Verne, se desplaza una horda de pequeños guerreros orientales que serán derrotados en el interior de la tierra tras mil y una peripecias por un pequeño ejército de norteamericanos liderados por Kerwin Matthew, con la colaboración de todo el pueblo norteamericano. A pesar de que se trata de un filme de ciencia ficción para escolares, no dejan de tener cierto encanto los bien engrasados diálogos con réplicas lo suficientemente ingeniosas cómo para ser recordadas por su particular sentido del humor. El disparate y la ironía se dan la mano y la mezcla tiene algo de explosivo. Incongruente, abnsurda, pero muy entretenida.
Un terrible terremoto sub-oceánico libera un grupo de criaturas agusanadas (de las más terroríficas que se pudieron ver en el cine de monstruos gigantes de los ’50) que comienzan a migrar hacia las costas de California Este hecho provoca una gran costernación en la población que se ve invadida por el terror y lo desconocido.
Ficha Técnica
Director: Arnold Laven / Productores: Arthur Gardner y Jules V. Levy / Guión: Pat Fielder, basado en en una historia de David Duncan / Fotografía: Lester White / Música: Heinz Roemheld / Montaje: John Faure / Efectos especiales: Augie Lohman / Intérpretes: Tim Holt ( John 'Twill' Twillinger), Audrey Dalton (Gail MacKenzie), Hans Conried (Dr. Jess Rogers), Harlan Warde (Teniente. Robert 'Clem' Clemens), Max Showalter (Dr. Tad Johns), Mimi Gibson (Sandy MacKenzie), Gordon Jones (Sheriff Josh Peters); Marjorie Stapp (Connie Blake); Dennis McCarthy (George Blake), Barbara Darrow (Jody Simms); Robert Benevides (Marinero Morty Beatty), Michael Dugan (Clarke); Mack Williams (Capitán Masters), Wallace Earl (Sally), Jody McCrea (Marinero Fred Johnson), William Swan (Marinero Howard Sanders),... / Nacionalidad y año: EE.UU. 1957 / Duración y datos técnicos: 83 min. B/N. 1.85 : 1 (V.O.S.E.)
Comentario
En el apogeo de la fundamental década de los cincuenta, las películas con grandes monstruos agigantados por radiaciones campaban a sus anchas por los cines y autocines estadounidenses. La coartada atómica fue sustituida, intercambiada por el despertar fortuito de ejemplares prehistóricos aparentemente dormidos y bien conservados. Justamente eso es lo que ocurre aquí: un terremoto submarino (un maremoto) devuelve a la superficie unos sospechosos huevos de los que surgen, para pavor de honrados transeúntes, eruditos y militares, unas enormes larvas cuyo alimento favorito parece ser los fluidos corporales vitales humanos. El personal de la base naval donde se desarrolla el enfrentamiento deberá acertar pronto con una solución al caos de muerte y destrucción, en una lucha contra reloj y el crecimiento de los gusanitos. Por desconcertante que resulte, el supuesto agotamiento en la temática no impidió el triunfo comercial de la cinta. Al contrario, incluso es uno de los títulos que cuentan con mejor prensa en los Estados Unidos, de los calificados “de culto” por los especialistas del género. Las razones pasaron por el excelente guión, los inspirados efectos especiales (los bichos dan miedo de verdad) y la ágil dirección de Arnold Laven, avezado en westerns y realizador concurrente de la serie televisiva “Valle de pasiones”.
A una posada de Escocia llegan dos personas, un físico y un periodista, que investigan la caída de un meteorito. Poco después aterriza una nave espacial con una amenazante marciana...
Ficha Técnica
Director: David MacDonald / Productores: Edward J. Danziger y Harry Lee Danziger para Danziger Productions Ltd., Gigi Productions, Spartan Productions Inc. / Guión: James Eastwood, basado en la obra de teatro de John C. Mather / Fotografía: Jack E. Cox / Música: Edwin Astley / Montaje: Brough Taylor, Peter Taylor / Efectos especiales: Jack Whitehead / Intérpretes: Hugh McDermott (Michael Carter), Hazel Court (Ellen Prestwick), Peter Reynolds (Robert Justin/Albert Simpson), Adrienne Corri (Doris), Joseph Tomelty (profesor Arnold Hennessey), Sophie Stewart (Mrs. Jamieson), John Laurie (Mr. Jamieson), Patricia Laffan (Nyah), James Edmund (David), Anthony Richmond (Tommy), Stewart Hibberd (locutor)... / Nacionalidad y año: Reino Unido 1954 / Duración y datos técnicos: 77 min. B/N. 1.37:1.(V.O.S.E.)
Comentario
El cine fantástico británico es uno de esos casos curiosos de búsquedas de identidad en los que resulta divertido ver las interrelaciones con el todopoderoso pariente americano. La pretensión de tomar caminos nuevos en el género se observa en el interés de las películas inglesas por remitirse a sus clásicos literarios, ya sean H.G.Wells, R.L.Stevenson, Bram Stoker, etc.…, y a aprovechar a talentos contemporáneos que en aquellos años dignificaban sobremanera la televisión, Nigel Kneale es el ejemplo más destacado. Aún así no hay que olvidar las producciones más modestas, más serie B, en las cuales se copiaban esquemas del grueso norteamericano más de baratillo de la ciencia ficción. En este grupo se encuentra “Devil Girl From Mars”, una tontería de invasiones, con la novedad de presentar a marcianas “sexys” para lo que la época permitía en erotismo, de malvadas intenciones. Dando el do de pecho, Hazle Court, luego turbadora en producciones Hammer y AIP. Es una película tonta a más no poder, sin pies ni cabeza, donde una extraterrestre amante del cuero negro llega a la tierra a invadirla y subyugarla a su poder. Sus apariciones en pantalla son de lo más hilarante ya que lo único que hace durante casi todo el filme es “bacilar”, presumir de lo fuerte, poderosa que es su raza, de lo que va a hacer y cómo va a dominar la tierra. Luego, al final es convencida por los humanos de que necesita un guía (pensad que están en Escocia) para moverse por Londres y eso ayuda a su destrucción. De todas maneras es una película muy entretenida, con un plantel de buenos actores y un robot que recuerda, como no, a una máquina expendedora de tabaco o refrescos.
Aventura futurista sobre una ”perfecta” sociedad en la que sus habitantes tienen que morir a los 30 años. El día de su trigésimo aniversario, un agente especial encargado de cazar fugitivos decide escapar hacia los desérticos alrededores de la ciudad.
Ficha Técnica
Director: Michael Anderson / Productor: Saul David / Guión: David Zelag Goodman, basado en la novela homónima de William F. Nolan y George Clayton Johnson / Fotografía: Ernest Laszlo / Música: Jerry Goldsmith / Montaje: Bob Wyman / Efectos especiales: Glen Robinson / Intérpretes: Michael York (Logan), Richard Jordan (Francis), Jenny Agutter (Jessica 6), Roscoe Lee Browne (Caja), Farrah Fawcett (Holly), Michael Anderson Jr. (Doc), Peter Ustinov (Anciano), Randolph Roberts (Hombre del santuario), Lara Lindsay (corredora), Gary Morgan (Billy), Michelle Stacy (Mary 2), David Westberg (Hombre de arena), Camilla Carr (Mujer del santuario), Greg Lewis (Cub),... / Nacionalidad y año: Estados Unidos 1976 / Duración y datos técnicos: 120 min. Metrocolor 2.20 : 1 (Dúal Español/Inglés + subtítulos)
Comentario
Nos encontramos ante un film que se encuentra a caballo entre la ciencia-ficción setentera, más comprometida y con mensaje, y la que pervivirá hasta nosotros más preocupada,por lo general, del espectáculo y los efectos especiales (estilo que comenzaría con la saga "Star Wars"). Así, la película roza la distopía en su vertiente más light y descafeinada, con el cine de aventuras, estilo que prima a lo largo de toda la cinta. Con una escenografía y unos decorados fantásticos, y unas maquetas (que aunque cantan a la legua) están muy conseguidas, "La Fuga de Logan" nos presenta un futuro feliz y despreocupado en una especie de ciudad-centro comercial gigante donde los jóvenes viven en la más absoluta despreocupación, hasta que llega la hora de la renovación (un ceremonial que elimina a aquellos que cumplen 30 años). Michael York se negará y decidirá huir de allí. Así, comienza su aventura... Los autores de la novela en que se basa esta película son dos estupendos escritores que no han limitado su actividad solamente a la literatura: William F. Nolan ha sido un habitual en la escritura de guiones para cómics o diversos proyectos fílmicos y televisivos;George Clayton Johnson fue nombre común en "The Twilight Zone"(1959-1964), la serie de Ros Sterling. ya fuera con trabajos propios o con adaptaclones de sus relatos. Curiosamente,ninguno de ellos colaboró en la elaboración, la reescritura de esta producción Metro, punto que acaba por notarse. El film daría lugar a una serie de tv de bastante popularidad.
La película empieza narrando la historia de un hombre que quedó marcado desde la niñez por haber visto morir a un sujeto en el aeropuerto. Años más tarde de este suceso se produce una Tercera Guerra Mundial, y una de las ciudades más devastadas es París. Los habitantes deben refugiarse debajo de la tierra gracias a la radiación que impregna la superficie. Entre estas personas se encuentra el mismo hombre, ya crecido.
En las bases subterráneas se llevan a cabo experimentos con los prisioneros de guerra, aparentemente beneficiosos para los que los hacían. Llegó un momento en el que eligieron al protagonista para un nuevo experimento: El viaje en el tiempo, con el propósito de conseguir comida, medicina, fuentes de energía, etc.
El hombre vuelve al pasado y conoce a la mujer que se encontraba presente en el momento de la tragedia del aeropuerto. Entabla una relación amistosa y pasa el tiempo disrutando del pasado con ella, pero siempre termina volviendo al futuro, y luego de un tiempo vuelve al pasado, apareciendo y desapareciendo, aunque ella no se ve sorprendida. Luego de varias misiones, el protagonista es enviado al futuro, donde los seres humanos más avanzados lo rechazan, pero le entregan una fuente de energía suficiente para reconstruir la industria humana.
Cuando vuelve, es trasladado a otro sector del campamento, pero recibe mensajes de los seres del futuro, que le ofrecen vivir con su civilización pacificada. Sin embargo, él decide volver al pasado, donde está la mujer que ama, y la encuentra en el aeropuerto. Se da cuenta de que su yo más joven estaba allí, pero cuando la ve a ella al final del embarcadero, va hacia donde está. A pesar de esto, reconoce al hombre que lo había seguido desde el refugio subterráneo. Entiende entonces que no puede eludir el tiempo, y el hombre misterioso termina sacando un arma y disparándole. Entonces, se deja claro que el hombre que había muerto en el aeropuerto y que había marcado la niñez del protagonista, era él mismo
Ficha Técnica
Dirección y guión: Chris Marker / Productor: Anatole Dauman / Fotografía: Chris Marker y Jean Chiabaut / Música: Trevor Duncan / Intérpretes: Jean Négroni (Narrador), Hélène Chatelain (la mujer), Davos Hanich (el hombre), Jacques Ledoux (el experimentador), André Heinrich, Jacques Branchu, Pierre Joffroy, Étienne Becker, Philbert von Lifchitz, Ligia Branice, Janine Klein, William Klein…./ Nacionalidad y año: Francia 1962 / Duración y datos técnicos: 28 min. B/N 1.66 : 1 (V.O.S.E.)
Comentario
Muchas veces uno se da cuenta de que para hacer una película, no es necesario seguir los procedimientos establecidos. Para muchos, el cine es la suma de una historia, más unos actores que la representan y un hombre que les dirige tras las cámaras. Sin embargo, olvidamos lo que realmente es, emoción y sensaciones transmitidas a través de imágenes. Y esto es así desde que los Lumiere le dieran a la manivela hace más de 100 años. Por eso ningún crítico metería La Jetée entre las mejores películas de la historia. Primero por su duración, 25 minutos, y lo segundo, por la composición de la imagen. Para el que no haya visto esta película, debe saber que La Jetée está formado única y exclusivamente por fotografías concatenadas, una excelente banda sonora y una voz en off a modo de narrador. Estos tres elementos forman una película de ciencia ficción alejada de grandes presupuestos, con unos dotes de credibilidad narrativa que ya quisiera para sí Campo de Batalla: La tierra.
La Jetée narra la historia de un hombre marcado por la imágen de una mujer en un muelle que captó durantes su infancia. Francia ha sido arrasada por las bombas desencadenando la III Guerra Mundial, la tierra es un lugar inhabitable debido a la radioactividad y los seres humanos están obligados a ocultarse en cuevas. En estos campos de reclusión, el hombre es elegido por unos científicos para realizar con el un experimento el cual le va a permitir viajar en el tiempo manteniendose en el espacio. Esto hace que pueda viajar al pasado y vivir un romance con aquella mujer que marcó para siempre su existencia. El film de Chris Marker es probablemente, el mejor cortometraje jamás realizado de la historia del cine. La belleza de sus imágenes va más allá de su excelente fotografía, la composición de los planos y todos los detalles cuidados al máximo hacen de La Jetée una experiencia cinematográfica inigualable. Una película que seguramente haya influenciado sobremanera a directores como Terry Guilliam (12 monos) y a Los Hermanos Wachowski para sus sendas visiones apocalípticas del futuro. Un foto-romance, una historia de amor atemporal rodada en el año 1965 que todo aquel que disfrute con esto del cine tiene que ver obligatoriamente. Una obra maestra, en resumidas cuentas.
Tres naves sovieticas - Sirus, Vega, Capella - se encuentran en misión hacia Venus. Pero Capella es destruida por un asteroide y toda la operación es puesta en peligro. El comando espacial de la Tierra les ordena a los astronautas aguardar 4 meses hasta la llegada de una nueva nave para completar el trío; pero la tripulación elabora un plan y deciden descender por tandas a Venus. El primer descenso culmina en el choque del planeador contra la superficie venusina, por lo cual un segundo grupo es enviado a intentar rescatarlos mientras que Masha - la unica cosmonauta de la misión - permanece en orbita supervisando el operativo. Pero una vez que los tripulantes llegan a la superficie de Venus deberán enfrentarse a monstruos prehistóricos, enfermedades, y plantas carnívoras, además de descubrir los posibles indicios de una civilización ya extinguida. Y mientras el rescate se dificulta, Masha sufre una crisis de consciencia y se encuentra a punto de descender al planeta, sabiendo que si aterriza toda la misión quedará varada por cuatro meses hasta la llegada de la nave de rescate desde la Tierra.
Ficha Técnica
Director: Pavel Klushantsev / Productores: Vladimir Yemelyanov, L. Presnyakova para los Estudios P.D.C. / Guión: Alexander Kasantsev, P. Klushantsev, según la novela de A. Kasantsev / Fotografía: Arkadi Klimov / Música: Iogann Admoni, Aleksandr Chernov / Efectos especiales: V. Shelkov, A. Lavrentyev / Montaje: Volt Suslov / Intérpretes: Kyunna Ignatova (Masha), Vladimir Yemelyanov (Ilya Vershinin), Georgi Zhzhyonov (Bobrov), Gennadi Vernov (Alyosha), Yuri Sarantsev (Scherba), Georgi Tejkh (Kern)... / Nacionalidad y año: URSS 1962 / Duración y datos técnicos: 83 min. color 1.37:1.(V.O.S.E.)
Comentario
“Planeta Bur” es el cuarto film de la corta carrera cinematográfica de Pavel Klushantsev. Sería injusto comparar a Klushantsev como el equivalente de un George Pal soviético. Director y técnico de efectos especiales, Klushantsev terminó por cimentar una fama legendaria en cuanto a la calidad de los efectos especiales que generaba para sus películas, que de hecho, son superiores en gran medida a los de Pal. Lamentablemente toda la filmografía de Klushantsev se limita a 6 titulos; en 1972 su contrato sería rescindido (amén de cambios en la política del gobierno), y terminaría olvidado y en la pobreza, falleciendo en 1999. Buena parte de la calidad de efectos se debe a que Klushantsev era un perfeccionista, pero también debido a contar con toda la maquinaria soviética (política, financiera y de propaganda) como respaldo. Tanto científicos del programa espacial soviético colaboraron como asesores técnicos en sus films, así como el gobierno financió sus películas con generosos presupuestos y le dió carta blanca de acceso a rodar secuencias de lanzamientos reales de misiones al espacio. Si bien los filmes de sci fi soviéticos suelen ser una rareza, lo cierto es que se encontraban mejor producidos que el 90% de la filmografía de ciencia ficción occidental de la misma época. Lo que hace memorable al trabajo de Klushantsev es que utilizaba técnicas realmente adelantadas a su tiempo, en especial sobre la filmación de naves y planetas en el espacio. Su anterior trabajo “Doroga k zvezdam” (“Road to the Stara” - 1958) contiene una enorme cantidad de secuencias con estaciones espaciales, naves, alunizajes y visiones de planetas que Stanley Kubrick calcaría, toma por toma, para “2001, Odisea del Espacio”. En “Road to the stara” el interior de la estación espacial circular es casi idéntico al de 2001; incluso los trajes espaciales, secuencias con videofonos y el diseño de varias de las naves es sospechosamente parecido al de la obra maestra de Kubrick. Como se puede ver, hasta los genios "homenajean" (por no decir roban) ideas de todos lados.
Mientras que “Doroga k Zvezdam” era una visión realista de una misión espacial a la Luna, Planeta Bur entra en terrenos más fantásticos de la ciencia ficción. Aquí tenemos un trío de naves - una de provisiones, otra de soporte y la tercera de descenso - que se dirige a Venus, pero la destrucción de una de ellas obliga a improvisar sobre la marcha. La visión de las naves así como del planeta cubierto de nubes son excelentes. No son los típicos modelos que se suele ver en la sci fi de serie B norteamericana, donde los cables son visibles y el fuego de los cohetes parece desproporcionado y terminando por quemar a las maquetas. Incluso Klushantsev filma las escenas de exteriores en absoluto silencio, tal como debe suceder realmente en el vacío del espacio. Además Klushantsev se despacha con un robot formidablemente construído (Robbie de “Planeta Prohibido” era un pedazo de metal estático comparado con John de Planeta Bur), brontosaurios, plantas carnívoras, autos que flotan, y una pantalla en la nave que indica la topografía del terreno que recuerda a los ordenadores de la época actual. Todo el diseño de producción es excelente y adelantadísimo para su época.
Pero mientras que los efectos especiales son formidables, Klushantsev como director y guionista es realmente tosco. No hay el más mínimo trazo de tensión en las situaciones, a pesar de la gravedad que destilan. Por un lado todos los tripulantes se comportan de una manera estrictamente estoica, con parlamentos que argumentan el orgullo y el deber de cumplir con la misión que el pueblo y el partido de la Unión Soviética les ha encomendado. Las situaciones de peligro están filmadas de modo amateur, y el encuentro con alienígenas es rápidamente olvidado a los dos minutos de acontecido, sin siquiera realizar alguna reflexión o expresión de sorpresa. Pareciera que el film se empeñara por tirar, una tras otra, escenas de peligro la planta, el volcán, la enfermedad de la tripulación del primer descenso, el canto de sirena que escuchan constantemente, las criaturas venusinas que los atacan - para entretener más que para crear situaciones dramáticas. En ningún momento nos interesan estos personajes y mucho menos su suerte. No poseen personalidad, lisa y llanamente.
Con lo cual termina de ser un producto envuelto en envase de lujo pero vacío de contenidos. Sólo la escena final, donde los cosmonautas parten y una criatura venusina humanoide - vista de manera borrosa - se refleja en un estanque de agua, tiene cierto grado de sorpresa y estilo. Pero como drama, está filmada de modo pobrísimo. Es una lástima porque, con otro director más calificado, Planeta Bur podría haber sido un verdadero clásico.
Planeta Bur sería comprada por Roger Corman; y como es habito del productor, sería canibalizada, desmembrada y reciclada en varios filmes. En 1965 estrenaría “Voyage to the Prehistoric Planet” (con Basil Rathbone y otros actores, amén de una nueva banda de sonido y doblaje), y “Voyage to the Planet of Prehistoric Women” (1968), dirigida por Peter Bogdanovich y con Mamie Van Doren. Una peor que la otra, y todas utilizando escenas completas de la pelicula de Klushantsev.
Glen y Fuji, astronautas de la Agencia Internacional del Espacio, son enviados a la misión de explorar un nuevo planeta descubierto tras la sombra de Júpiter. Pero al llegar, encuentran una civilización subterránea que vive temerosa de la devastación que, en superficie, provoca una criatura a la que llaman Monstruo Cero. El monstruo resulta ser King Ghidorah, que luego de los combates con Godzilla en la Tierra, se ha exiliado en el misterioso planeta X. Ahora los habitantes del planeta le piden a los terrícolas que les permitan traer a las únicas criaturas que han podido derrotar a King Ghidorah - esto es, Godzilla y Rodan - a cambio de darle el secreto de la cura contra el Cancer. Glen y Fuji regresan a la Tierra y exponen los argumentos de los alienígenas frente al mundo, el cual se pone de acuerdo para aceptar sus condiciones. Pero tras la abducción de Godzilla y Rodan, los habitantes del planeta X demuestran sus oscuras intenciones respecto al destino del planeta Tierra.
Ficha Técnica
Director: Ishiro Honda / Productor: Tomoyuki Tanaka / Guión: Shinichi Sekizawa / Fotografía: Hajime Koizumi / Música: Akira Ifukube / Efectos especiales: Eiji Tsuburaya, Teruyoshi Nakano y Teizo Toshimitsu / Intérpretes: Nick Adams (astronauta Glen), Akira Takarada (astronauta Fuji), Kumi Mizuno (Srta Namikawa), Jun Tazaki (Dr. Sakurai), Akira Kubo (inventor Tetsuo Teri), Keiko Sawai (Haruno Fuji), Yoshio Tsuchiya (controlador del Planeta X),... / Nacionalidad y año: Japón, 1965 / Duración y datos técnicos: 90 min. Color 2.35 : 1 (V.O.S.E.)
Comentario
Esto es una seudo secuela de "King Ghidorah, The Three Head Monster". Aquí la mayoría de las criaturas implicadas regresan, con la excepción de Mothra. Para ésta, que es la sexta entrega de la saga de la Gran G, la serie ya había metido sus pies en la ciencia ficción colorinche y pulp que terminaría por empapar al resto de los siguientes filmes.
Pero si "King Ghidorah, The Three Head Monster" era un esfuerzo mediocre, "Godzilla vs Monster Zero" repunta enormemente la puntería. A decir verdad, es una película rara en la serie (es una típica space opera con algunos cameos de Godzilla y amigos ). El 90% de la historia es un reciclado de "The Mysterians" y "Battle in Outer Space" (científicos descubren el planeta X, hacen contacto, y los alienígenas se presentan con pacíficas intenciones que no son tales). La mayor parte de la película está muy dialogada, con intrigas en la Tierra, infiltrados alienígenas, y la investigación de armas para combatir el abrumador poder de los invasores. Pero a pesar de ello, es interesante y entretenida. Los efectos especiales son excelentes para su época - pareciera que esta entrega contaba con algunos yens de más en su presupuesto -, en particular las secuencias en el espacio. E incluso el nivel actoral es bueno, en especial la perfomance de Nick Adams ("Frankenstein conquista el Mundo"), que es muy relajada y natural.
El problema viene a la hora de proyección, que es cuando Godzilla hace su primera aparición activa. Si la space opera estaba bien e iba bien llevada, el primer combate de Godzilla desploma la credibilidad que había creado el film. Simplemente, es una escena fuera de lugar, y parece un anticipo de las ridículeces que sobrevendrían durante la etapa de Jun Fukuda (en donde Godzilla vivía haciendo payasadas). De hecho este es el último film en seguidilla del director Ishiro Honda, antes de pasarle la posta a Fukuda. Al parecer el productor de la saga metió mano, dejó esa escena (junto con otras) a pesar de las protestas de Honda.
Lo triste de esto es que la última media hora de "Godzilla vs Monster Zero" pierde toda la tensión que había creado y empieza a meter escenas bizarras que, aunque no son en abundancia, arruinan lo que la película había construído. Los alienígenas hacen tonterías, Nick Adams aprovecha a hacerse el gracioso, y el esperadísimo combate entre los monstruos tiene lugar a sólo 10 minutos antes de que termine la película (!). Es difícil imaginar a otro film de Godzilla con sólo 5 minutos de lucha a lo largo de toda su duración.
"Godzilla vs Monster Zero" es muy buena como space opera, pero como película de la gran G es decepcionante. Hay buenas ideas y buen atmósfera, excelentes FX, una gran partitura de Akira Ifukube, y buenas actuaciones. El único que desentona aquí es Godzilla. Fuente: Arlequín Autor: Alejandro franco
El físico Tony Nelson llega al laboratorio donde trabaja su hermano Scott. Tony ha desarrollado un proceso por el cual dos objetos sólidos pueden atravesarse entre sí. Scott, dolido porque su hermano le robó la novia, comenzará a experimentar con el amplificador y descubrirá que puede ingresar a la cuarta dimensión. Una vez allí, tendrá el poder para tomar la energía de otras personas y volverse invencible.
Ficha Técnica
Director: Irvin S. Yeaworth Jr. / Productor: Jack H. Harris / Guión: Theodore Simonson y Cy Chermak, basado en una idea de Jack H. Harris / Fotografía: Theodore J. Pahle / Música: Ralph Carmichael / Efectos especiales: Bart Sloane / Montaje: William B. Murphy / Intérpretes: Robert Lansing (Dr. Scott Nelson), Lee Meriwether (Linda Davis), James Congdon (Dr. Tony Nelson), Robert Strauss (Roy Parker), Edgar Stehli (Dr. Theodore W. Carson), Patty Duke (Marjorie Sutherland), Guy Raymond (Fred), Elbert Smith (Capt. Rogers), George Karas (Sgt. Todaman), Jasper Deeter (Mr. Welles), Dean Newman (Dr. Brian Schwartz), Jack Tinsley (Policía)... / Nacionalidad y año: USA 1959 / Duración y datos técnicos: 85 min. Color 1.85 : 1 (V.O.S.E.)
Comentario
E“4D Man” es una buena muestra de saber hacer en la serie-B de ciencia ficción. Está dirigida por Irvin S. Yeaworth y producida por Jack H. Harris. Ambos responsables de la archiconocida “The Blob”, donde Steve McQueen tuvo su primer papel protagonista. Su siguiente film, este “Hombre de la cuarta dimensión” entra también de lleno en la ciencia-ficción, con una película en la que se reviven muchos de los clichés imperantes en la época: la obsesión por nuevos descubrimientos que consiguen hacer caer en la locura a su responsable, convirtiéndolo en un ser megalómano, de doble personalidad que al final lucha por su supervivencia. Una temática que evoca filmes de corte clásico como “El hombre Invisible” o “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”. La historia está bien construida, y nos va introduciendo poco a poco al meollo del asunto. Todo comienza con la aparición del Dr. Tony Nelson (James Congdon), un apasionado científico que por una serie de desafortunadas desgracias se encuentra sin trabajo y con un proyecto a medio realizar. Va a visitar a su hermano el Dr. Scott Nelson (Robert Lansing), a punto de pedir en matrimonio a su ayudante Linda Davis (Lee Meriwether). En un abrir y cerrar de ojos se crea un triángulo amoroso que flotará durante toda la película y será quién cause al final la perdición del protagonista. Todo aderezado con un científico arribista y ladrón que es capaz de hacer todo por conseguir reconocimiento y gloria, y el dueño de los laboratorios que se apropia de todos los descubrimientos que se hacen en sus instalaciones. El proyecto de Tony Nelson trata, como no, de la cuarta dimensión y de la posibilidad de atravesar objetos sólidos. Algo que sólo produce incredulidad en su hermano hasta que, por accidente, lo comprueba en sus propias carnes y comienza a disfrutar de ese poder como un chiquillo con juguetes nuevos… llegando a atracar un banco. Los efectos especiales son más que correctos y nos recuerdan, en cierto modo, a los usados en las películas de vampiros de la Hammer. Ya que cuando Robert Lansing usa su poder para atravesar objetos sólidos, gasta mucha energía vital, y envejece, por lo que debe absorber dicha fuerza vital de sus victimas para mantenerse joven, envejeciéndolos de forma vertiginosa. El Hombre de la Cuarta Dimensión es entretenida y sólida. La actuación de Robert Lansing es realmente muy buena –(en especial en la secuencia en que descubre su capacidad de atravesar materiales... pero queda con la mano incrustada en un lingote de metal, sin saber cómo liberarla ), y el filme tiene un ritmo muy ágil. Una de esas joyitas que uno descubre y que vale la pena recomendar.
1984. En la ciudad de Londres, Winston Smith trabaja en el Ministerio de la Verdad, reescribiendo el pasado. Un día conoce a Julia, una muchacha que le declara su amor. Juntos vivirán aparte, en una habitación alquilada que representa un pasado que ya no existe...
Ficha Técnica
Director: Michael Anderson / Productor: N. Peter Rathvon para Holiday Film Productions Ltd. / Guión: William P. Templeton, Ralph Gilbert Bettison, según la novela de George Orwell / Fotografía: C.M. Pennington-Richards / Música: Malcolm Arnold, Ludwig van Beethoven / Montaje: Bill Lewthwaite / Efectos especiales: Bryan Langley, George Blackwell, Norman Warwick / Intérpretes: Edmond O'Brien (Winston Smith), Jan Sterling (Julia), David Kossoff (Charrington), Michael Redgrave (general O’Connor), Mervyn Jones (Jones), Donald Pleasence (R. Parsons), Kenneth Griffith, Michael Ripper, Carol Wolveridge, Ewen Solon, Ernest Clark, Patrick Allen, John Vernon... / Nacionalidad y año: Reino Unido 1956 / Duración y datos técnicos: 103' B/N 1.37:1.(V.O.S.E.)
Comentario
Más allá de intentar valorar “1984” (1956, Michael Anderson) en función de la mayor o menor fidelidad con la célebre novela de George Orwell, quizá convendría integrar esta curiosa, irregular, por momentos morosa, en otros terriblemente pesimista película, como muestra de esa incipiente tendencia en la ciencia ficción británica, que en aquellos años y hasta una principios de la siguiente, ofrecería una serie de atractivas aportaciones al género. Y es que, pese a contar en su gestación como un producto de financiación norteamericana, es inequívoco resaltar el aire británico de esta película, que en el momento de su estreno se saldó con un estrepitoso fracaso, y que desde entonces ha seguido manteniendo su anonimato. Una vista aérea de Londres en 1984, tras la conclusión de una hipotética guerra atómica, nos permite adentrarnos acompañado de algunos breves rótulos, en el marco del desarrollo argumental del film. La capital inglesa es el epicentro de Oceanía, una de las tres grandes regiones en las que se ha dividido el planeta tierra, configurando así su dinámica. En dicho contexto, definido por una sociedad férreamente dominada por el entorno dictatorial emanado en la figura del “big brother”, compartiremos la odisea de Winston Smith (Edmond O’Brian), trabajador del “Ministerio de la Verdad” en el que ejerce como rectificador de noticias, o reescritor de la historia. Pero junto a esta función que demuestra una aparente adhesión a las consignas del alienante régimen de gobierno que soporta, en realidad nuestro protagonista está dispuesto a ejercer su presión en contra del mismo, inicialmente ejerciendo su pensamiento, infringiendo normas tan aparentemente elementales como es la de llevar un diario, e intentando con su intuición acercarse a la resistencia que, confía, se encuentra integrada en la vida diaria que sobrelleva. De forma paralela trabará contacto con Julia (Jan Sterling), con la que iniciará una relación que les llevará a exteriorizar lazos románticos entre ellos, de nuevo desafiando un entorno dominante y opresivo exteriorizado por permanentes pantallas, vigilancias extremas, y consignas reiteradas en todo lugar y condición, centradas en el dominio del ciudadano y la captura constante de sus más elementales nociones de libertad. Una libertad que intentarán lograr la nueva pareja, para lo cual Smith intuirá que uno de sus superiores –O’Connor (Michael Redgrave)-, es un solapado representante de la resistencia. Será una percepción errónea, y que les costará a ambos ser apresados por las fuerzas dominantes, siendo sometidos a torturas psicológicas. El relato nos mostrará la sufrida por nuestro protagonista, quien pese a sus resistencias quedará finalmente dominado y transformado en un auténtico guiñapo sin personalidad. Lo mejor de 1984 (versión Anderson), estriba en la cotidianeidad y el alcance fatalista del relato. Dentro de la mejor corriente británica ,que podría entroncarse desde “El tercer hombre”, (1947. Carol Reed), hasta tantos y tantos exponentes válidos, el film logra trasladar al espectador una extraña sensación de desasosiego cotidiano por medio de unas imágenes grises, dominadas por seres en apariencia carentes de sentimientos y emociones. Todo ello perfectamente controlado a través de constantes pantallas y referencias emanadas de la consigna gubernamental, exteriorizando el mundo orwelliano a partir de los absolutismos observados en la II Guerra Mundial (desde los totalitarismos fascistas y nazis, hasta el marcado por el comunismo estalinista). En este sentido, creo que el alcance de su adaptación fílmica logra una mayor eficacia cuando se escora al mero matiz descriptivo, matizado por grises exteriores e interiores urbanos (en donde se entremezclan ecos tardíos del cine noir con componentes cercanos al melodrama bélico), que cuando se acerca a la plasmación visual de su vertiente más escorada a la ciencia-ficción cinematográfica. En este aspecto, lamento tener que señalarlo, creo que en algunos instantes el aspecto visual y de producción y la propia configuración de su resultado, por momentos acerca la película a cualquier muestra de serie B del género. Es en ese contraste, acentuado por una intermitente morosidad narrativa, en donde se encuentran los límites (en sentido positivo y negativo), de una película que observa además una notable limitación de cara a la aceptación del espectador; este ha de conocer de cerca el referente literario en que se basa, para alcanzar una comprensión de su desarrollo. Es a mi juicio una circunstancia (que podría haberse resuelto fácilmente con algunos rótulos explicativos) que es más que probable favoreciera su menguada aceptación en el momento de su estreno. Esta circunstancia, la evidente pobreza que muestra su diseño de producción y una notable morosidad, son indudablemente elementos que pesan bastante a la hora de apreciar el resultado del film. Sin embargo, ello nos compensa con la intensidad de algunas de sus secuencias finales, en donde la dureza y el carácter opresivo revisten caracteres casi asfixiantes. Con ello me refiero a los momentos en los que Smith es confinado a la celda 101, observando este con horror la existencia de esas ratas que tanto le aterrorizan y, sobre todo, la fuerza que alcanzan sus instantes finales, en donde lo que pudo ser una hermosa relación entre la pareja protagonista, queda finalmente expresado en dos seres rotos, destrozados psicológicamente, traicionados entre sí, y totalmente alienados dentro de un contexto de dominación y tiranía que, por encima de todo, busca destruir al individuo. Conclusión contundente y efectiva, dentro de un relato indudablemente limitado en sus logros, intermitente en la definición y fluidez de sus secuencias, definido además en una notable pobreza de medios. Sin embargo, dentro de estos límites alcanza en ocasiones una extraña fuerza cinematográfica, en su mirada, y en un alcance descriptivo que, por momentos, logra sobreponer su forzada condición de adaptación al cine de un relato de prestigio, para alcanzar una rara intensidad como específico producto fílmico. Michael Anderson nunca fue, todos los sabemos, un director dotado de personalidad, pero ello no impide consignarlo como uno de tantos y ocasionalmente eficaces artesanos del cine británico. En esta ocasión, como en otras definidas en títulos como “Luces de rebeldía” (1959) o “Sombras de sospecha” (1961), dejó buena prueba de sus facultades y límites.